Cuando se me planteó esta pregunta al inicio del curso no sabía qué responder exactamente. "Pues una buena maestra que entienda a los niños y sepa ayudarles", pensé. Lo típico, ¿no? Buscando en mi mente, llegué a la conclusión de que lo más importante para un maestro es dejar huella, ya que creo que sólo de esta forma se puede ayudar verdaderamente a los niños a convertirse en personas. Escarbando un poco más, encontré las palabras adecuadas y escribí que el maestro ideal tenía que ser empático, motivador, creativo, paciente y flexible, entre otras cosas.
Mi opinión no ha cambiado mucho en estos últimos cuatro meses y en general sigo pensando de la misma forma que entonces. Pero si tuviera que elegir algo que verdaderamente he aprendido, o más bien de lo que me he dado cuenta, ha sido la enorme responsabilidad que tiene el profesor. Sí sabía que era un oficio de mucho peso, pero no me imaginaba la cantidad de trabajo que hay detrás ni me paré a pensar en lo importantes que son los maestros para la sociedad. Y es que ellos son los encargados de formar a personas, de explicar a los niños qué moneda le darán al dependiente cuando paguen un libro de 18 euros con un billete de 20, sí, pero también de enseñarles a ser empáticos y honestos, a respetar a los demás, a quererse a sí mismos.
Lógicamente, todo lo dicho conlleva un gran trabajo que no se ve y que creo que no se valora como debería: planificar las sesiones, conocer a cada niño para saber de qué manera ayudarle mejor, tener claros unos objetivos y saber cómo conseguirlos, colaborar con los padres... y mil cosas más que nunca imaginé que hacían mis profesores. Ahora pienso en ellos y veo a personas comprometidas que realmente trabajan muy duro, y mi respeto y admiración se duplican. Esto es lo que me llevo, una visión de esta profesión un poco más aproximada a la realidad y no tan romántica como era al principio (aunque siempre sin perder ese toque, ¡que una pizca de utopía nunca viene mal!). Así que ahora puedo completar mi frase inicial y decir que quiero ser una maestra que deje huella, y que además entienda la responsabilidad que esto supone, que sea capaz de trabajar duro para formar mejores personas y, sobre todo, que disfrute ayudando a los niños y les haga disfrutar también a ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario